Cuando leemos un artículo escrito por un especialista del motor acerca de un nuevo modelo, nos encontraremos con que utiliza con profusión algunos términos técnicos como la cilindrada del coche, la relación de compresión, el par motor, las relaciones del cambio de marchas, etc.
A quienes son profanos en mecánica, la mayoría de esos términos le suenan poco menos que a chino. Conque vamos a ver qué es la cilindrada de un motor y a conocer por qué deberíamos fijarnos en esta característica antes de adquirir un vehículo.
Qué es la cilindrada de un motor
La cilindrada de un coche, también denominada cubicaje o cubicación, es la suma de las capacidades volumétricas interiores de todos los cilindros que incorpora el motor. Expliquemos esto:
Un pequeño utilitario de con 4 cilindros de 250 centímetros cúbicos cada uno tendrá una cilindrada de 1000 centímetros cúbicos (1 litro). Lo que comúnmente se denomina motor 1.0.
Y una gran berlina con 6 cilindros de 400 centímetros cúbicos, cada uno tendrá un motor cuya cilindrada es de 2400 centímetros cúbicos (2,4 litros). Aquí hablaríamos de un motor 2.4.
Es decir, que a mayor cubicaje o cilindrada, mayor será la capacidad de entregar potencia del motor sin la ayuda de un turbocompresor, ya que admitirá mayores cantidades de combustible en cada ciclo de explosión.
Y a mayor cilindrada, menor será el esfuerzo realizado por el motor para entregar una potencia determinada. Es decir, los motores de alto cubicaje son, por naturaleza, más fiables y duraderos que los de baja cilindrada.
No solo eso, sino que, además, a mayor cubicación más silencioso será el funcionamiento del motor, puesto que nos rendirá la potencia solicitada a un número de revoluciones inferior a las de un motor más pequeño.
Por qué debes conocer la cilindrada al comprar un coche
En las últimas décadas, se han reducido drásticamente las cilindradas de los motores de explosión. Esto es una consecuencia directa de las políticas de emisiones impuestas por los gobiernos de los países desarrollados.
Para compensar la pérdida de potencia debida a las rebajas de la cubicación, los fabricantes han incorporado sistemas de turbocompresión simples e incluso dobles. El turbo puede duplicar e incluso triplicar la potencia de un motor respecto a su rendimiento a presiones atmosféricas, pero lo hace a costa de hacer que el motor trabaje a un ritmo trepidante.
Por tanto, si nos decantamos por motores muy pequeños con altas entregas de potencia y habitualmente exprimimos al máximo las prestaciones del vehículo, estaremos comprometiendo la durabilidad del motor.
Por el contrario, si nos decidimos por un vehículo de gran cilindrada, gastaremos más combustible y pagaremos mucho más por el coche, ya que esas cilindradas soportan mayor carga impositiva que las pequeñas.
Adicionalmente, hemos de valorar el coste anual del Impuesto Sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), también conocido como “la viñeta”: este impuesto se calcula sobre la cilindrada del vehículo (potencia fiscal) y no sobre su potencia efectiva. Además, no es un impuesto proporcional, por lo que su importe se dispara cuando la cilindrada del coche es alta.